domingo, 3 de marzo de 2013

Crédito de La cena/ ¿HASTA DONDE LLEGARÍAS?



     “Me cogió la mano derecha primero y luego la izquierda.
-Sólo tienes que lastimarlo un poco. No dará la rueda de prensa con la cara magullada o con un brazo en cabestrillo. Serían demasiadas cosas que explicar al  mismo tiempo. Incluso para Serge.
      Miré a mi esposa  a los ojos. Acababa de  pedirme que le rompiera el brazo a mi hermano. O que le magullara la cara. Y todo por amor, por amor a nuestro hijo. Por Michael. Me vino el recuerdo de aquella madre en Alemania que mató al asesino de su hijo en el tribunal. Claire era una madre de esa clase.”

La cena es un interesante libro de Herman Koch, basado en los hechos  reales de un asesinato en Barcelona en 2005. Pero el tema principal es la educación  que se les da a los hijos, cómo, cuál y por qué. Y en la relación entre padre e hijo que tienen los protagonistas.
Está dividido en 5 partes, pues la historia trascurre en una cena en un restaurante moderno, estas cinco son momentos de una cena normal y corriente. Aperitivo, Entrantes, Segundo, Postres y Digestivo, en cada una de estas partes narra hechos que parecen coincidir con el significado de cada una de estas palabras.

La pregunta clave de este libro, que se plantea de principio a fin de la historia es,  ¿hasta donde llegamos por justificar a quien queremos?

La familia de Paul pertenece a una clase social media-alta, y de cara al mundo son el prototipo de familia contemporánea feliz y estable. De puertas hacia dentro puedes encontrar a Claire, una madre como dice el libro de esa clase que mataría al asesino de sus hijos, algo que a ojos del resto de la sociedad no es tan catastrófico. Mucho menos que hacer todo lo posible para ocultar el delito de tu hijo y convencerte a ti misma de que es inocente. A mis ojos también. No han matado a tu hijo, esta vez, ha sido el quien ha cometido el delito.
Encuentras también a un hijo único, Michael. Un niño que nunca demostró dificultades académicas, ni ningún tipo de problema de integración social. Sin embargo con tan solo dieciséis años es un asesino. Seguramente si viniese de una familia con una clase social mucho mas baja, nos sería mucho más sencillo decir que un niño, es un asesino. Aunque también nos sería mucho más fácil justificarle, puesto que su situación familiar sería más “complicada”. Aún así es un niño que ha tenido que tomar decisiones por miedo a que su padre las tomase peores, y confía más en su madre que en su padre.
Y como tercer integrante de la familia, y más difícil de interpretar está Paul. Su padre. Un hombre que tiene un grave problema psicológico, es el único que no sorprende a nadie que lea el libro, puesto que desde la primera página resalta mucho sus pensamientos, para gran parte de la sociedad antimorales.
Lo que el libro deja muy claro, es que la familia ha creado sus propias leyes morales, que dejan atrás  muchas de las que para el resto del mundo lo son, y se comportan como si ellos solos formasen una tribu.
 El objetivo principal de los padres es ocultar el delito de su hijo, convencerse de que era inocente (por muy obvia que fuese la barbaridad que su hijo había hecho) y hacer lo que hiciese falta por salvar la supuesta felicidad familiar. En este tipo de situaciones mantener la objetividad es prácticamente imposible, pero todo tiene un límite. Hay una barrera entre no querer que la vida de tu hijo acabe en ruina, haciendo lo posible para que sufra menos, y defender por encima de todo la inocencia de tu hijo, que aparte de serlo, también es un asesino.

En conclusión el libro muestra el lado oscuro de una familia que aparentemente era como la de cualquiera. No sabes como reaccionarías, o hasta donde llegarías por justificar a quien quieres, pero si fueses fiel a unos principios morales no harías lo que Paul y Claire hicieron. Seguramente si buscarías conservar la felicidad de tu familia, algo que jamás llegarás a hacer del todo. Paul dice así al comienzo del libro “Si tuviese que dar una definición de la felicidad diría lo siguiente: la felicidad se basta a sí misma, no necesita testigos”.
Quizás sea por esa razón, por lo que esta familia creó su pequeña tribu, e intentó de todas las maneras posibles no perder su felicidad, o simplemente encontrarla. No necesitaban ningún testigo, y si lo tenían mejor que desapareciese. 
Isabel Fernández Pedrote 4ºC

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